Una paciente de 36 años de edad, primigravida de 29 semanas, fue referida por su gineco-obstetra a nuestro centro para valoración de un eritema en sus muslos, que había notado recientemente. Al examen físico, se evidenciaba parches eritematosos, de bordes curvilíneos, bilaterales y simétricos, claramente demarcados de la piel de color normal. Estas lesiones se extendían desde los glúteos, hasta el área posterolateral de los muslos (Foto 1 y 2) y presentaban leve aumento de la temperatura al tacto. La paciente no refería sintomatología acompañante, ni antecedentes patológicos personales relevantes; su embarazo hasta el momento no había tenido complicaciones, y únicamente recibía multivitamínicos. Además, negaba episodios anteriores similares en ella, y en sus familiares.