recibido en nuestro centro y breve revisión del caso
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Cuadro Clínico
Paciente varón de 38 años con antecedentes de psoriasis de larga evolución. El paciente refiere que aproximadamente diez días antes presentó síntomas con malestar general, fiebre, cefalea, dolor muscular, acompañados de una erupción que refiere como vesículo-pustulosa en región genital, cuello y tronco. El paciente no presentaba linfadenopatías. Tampoco tiene antecedentes de homosexualidad.
Al examen, lesiones no abundantes localizadas en la oreja, el cuello, el tronco, el abdomen, la zona perigenital y la pierna en diferentes momentos, vesículas umbilicadas (Fotos 1 y 2), pústulas (Fotos 3 y 4), lesiones erosionadas y costrosas.
El examen dermatoscópico nos permite observar la existencia de una lesión en diana con una zona periférica eritematosa, una zona intermedia blanquecina que en algún momento nos recordó al signo del cúmulo observado en la dermatoscopia de la hiperplasia sebácea, 12 un anillo escamoso que rodea la zona central de forma redondeada, blanquecino eritematosa con presencia de hemorragias puntiformes. No se observan los vasos irregulares y curvilíneos característicos del molusco contagioso.
Se realizaron exámenes y pruebas de rutina para herpes virus, sífilis e inmunodeficiencia humana, todos los cuales fueron negativos. Se solicitó una prueba para la viruela del mono y la detección del ADN del virus fue positiva por PCR para el virus de la viruela del mono.
El paciente fue seguido durante dos semanas y estaba en clara remisión en su última cita, sin requerir más medicación que la sintomática.
Este proceso vírico tiene unas características clínicas que en un momento dado pueden prestarse a dudas diagnósticas, sobre todo cuando debuta con lesiones únicas o muy escasas. Cuando una única lesión se localiza a nivel genital, da lugar a confusión con un chancro sifilítico, y si son lesiones umbilicadas fácilmente podrían tomarse por molusco contagioso y es entonces cuando entran en juego las características clínicas tanto de la viruela símica como de la sífilis o del molusco para establecer simples diferencias, como el hecho de que el molusco contagioso no se acompaña de las manifestaciones generales de la viruela símica. Sin embargo, cuando la presentación de este cuadro se encasilla en el modo atípico, como en nuestro caso, puede dar lugar a mayores dificultades. Por eso nos pareció interesante publicar este caso para establecer conceptos básicos.
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