Un caso de infección causado por Mycobacterium marinum
Reporte de un caso clínico
Cuadro Clínico
Paciente femenina de 15 años, con antecedentes patológicos personales de dermatitis atópica desde los 5 años de edad. No refiere antecedentes patológicos familiares. Acude a consulta en compañía de su madre, quien refiere cuadro clínico que inició hace 4 años, caracterizado por múltiples pápulas eritematosas y pruriginosas que posteriormente confluyeron formando placas hiperqueratósicas con bordes bien definidos hiperpigmentados con centro descamativo, que oscilan entre 1cm y 8cm de diámetro. Ubicadas inicialmente en cara externa de ambos muslos y que posteriormente se localizaron a nivel de miembros superiores e inferiores, siendo de mayor tamaño las que se encontraban en codos, dorso de manos y pies (respetando palmas y plantas). Familiar menciona haber acudido durante el tiempo de evolución de la enfermedad a varios especialistas en varias ciudades del país, siendo polimedicada con antihistamínicos, corticoides tópicos, hidratantes y talidomida sin mejoría.
Haga su diagnóstico
Durante la anamnesis existió poca colaboración e irritabilidad por parte de la paciente, por lo que se sugirió realizar un abordaje multidisciplinario junto a Psiquiatría Pediátrica, Psicología y Alergología. En un inicio, familiar rehúsa valoración por el equipo de salud mental, aludiendo que su hija no presentaba afección psicológica. Cuenta con exámenes de laboratorio donde se muestra en biometría hemática eosinofilia 22% e IgE 5000 UI/ml. Función renal, hepática, tiroidea y tiempos de coagulación dentro de parámetros normales.
Discusión
El análisis de este caso clínico resalta la importancia de la salud mental como causa de manifestaciones cutáneas inespecíficas en pacientes con dermatitis atópica, que podrían simular otros trastornos de la piel.
Las lesiones que presenta la paciente no forman parte de las manifestaciones típicas de la dermatitis atópica, ni se encuentran en áreas específicas para la edad de la paciente. Debido al cuadro clínico inespecífico, se realizaron numerosos tratamientos sin mejoría adecuada. Lo que provocó poca satisfacción tanto para la paciente como para su familia. La irritabilidad y apatía mostradas, pueden sugerir una posible carga emocional asociada a su condición cutánea, razón por la cual se insistió en la necesidad del abordaje por el equipo de salud mental.
La ansiedad, labilidad emocional y episodios depresivos observados durante la evaluación psiquiátrica subrayan la conexión entre el prurito crónico y el deterioro del estado de ánimo.2 El prurito constante puede reducir la calidad de vida, afectando las actividades diarias, el rendimiento escolar y las relaciones sociales.
El manejo de esta paciente requirió una intervención no solo por el área de dermatología, sino también por psiquiatría y psicología. La negativa inicial de la familia a buscar atención psicológica resalta un estigma potencial asociado a los problemas de salud mental, lo que puede ser un obstáculo en el tratamiento efectivo. La inclusión de un equipo multidisciplinario permitió abordar las necesidades clínicas y psicológicas de manera integral.
El tratamiento inicial se centró en medidas higiénico-dietéticas y terapia médica. Sin embargo, debido a la evolución de la enfermedad, justifica un enfoque más exhaustivo. La combinación de terapia médica con intervenciones psicológicas, como la psicoeducación y la contención emocional, resultó en un cambio significativo. Después de ocho meses de tratamiento, la paciente experimentó una mejoría del 90%, lo que subraya la importancia de abordar simultáneamente los aspectos físicos y psicológicos de su condición.
Este caso clínico busca relevar la importancia de la salud mental, debido a que el 20% de los pacientes con enfermedades dermatológicas desarrollan trastornos psiquiátricos. Durante la adolescencia se producen cambios físicos, psicológicos y conductuales, lo que hace de esta una etapa frágil y especialmente vulnerable a padecer algún tipo de afección psicológica repercutiendo sobre la piel.
La acción integrada de varias especialidades, entre las que se incluyen dermatología, alergología y salud mental, no siempre resulta en la curación de la enfermedad. Sino más bien permite a los pacientes lidiar con los problemas psicológicos y las dermatosis de una manera balanceada y autónoma, como se muestra reflejado en nuestra paciente.
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